Nuestro modo de pensar es un determinante importante en el logro de objetivos, la forma de llevar la vida y nuestras relaciones. Si nuestro pensamiento es práctico y claro, contaremos con buenas herramientas para alcanzar los propósitos, sobrepasar los desafíos de la cotidianidad y responder adecuadamente a las demandas del entorno, por el contrario, si esta enmarañado con creencias y significados simbólicos distorsionados, interpretaciones erradas y razonamientos ilógicos, estaremos dando vueltas en un círculo dañino que acabará con nuestra fuerza y debilitará nuestra voluntad.
Si erramos nuestros juicios y nuestra comunicación no es acertada, sufriremos las consecuencias de hacer daño a nuestra pareja y a nosotros mismos, iniciando cada vez conflictos con dolorosas revanchas.
Los conflictos se presentan regularmente por las interpretaciones incorrectas en la comunicación, y estas interpretaciones tienen que ver con la forma en que cada persona tiene estructurada su forma de pensar y dependiendo de esta es su perspectiva y expectativa en cada intervención con el otro. Las parejas entran en un juego de acusaciones mutuas que los lleva a pensar que tienen un problema que no tiene solución y es cuando la tensión aumenta, dando como resultado las hostilidades y los malos tratos, desdibujando la imagen de su pareja y perdiendo de vista los aspectos positivos que de cierto tiene cada uno, siendo en su momento motivo de satisfacción, de apoyo, ilusión de construir un hogar. Cada persona duda de su relación y el entendimiento mutuo se deforma, perdiendo la motivación de resolver el conflicto.
Muchas veces las parejas fallan en reconocer y rectificar los juicios errados que se forman acerca de su pareja. Aunque las parejas crean que hablan el mismo lenguaje, lo que dice uno y lo que escucha el otro suele ser diferente.
Miremos el siguiente ejemplo:
Lucia y Ernesto, ella ama de casa, pasa tiempo completo dedicada a sus hijos, él trabaja en una empresa como asesor comercial.
Lucia sale a una cita médica con sus dos hijos y al percatarse de que las citas están retrasadas, llama a Ernesto para pedir el favor de contactar a su mamá para cancelar el almuerzo, ya que no alcanzaría a llegar debido al atraso de las citas, por su parte, Ernesto estaba listo en ese momento para entregar un informe a su jefe.
Ernesto: Después de entregar el informe de ventas a mi jefe llamaré. (Pensó, ella es desconsiderada, sabiendo que estoy tan ocupado, porque no llama ella, o cambió las citas para otro día, claro como es mi madre).
Lucia: OK, gracias. (Pensó, Seguro él no llamará, lo dijo solo para deshacerse de mi llamada, no tiene tiempo para mí. No le importo.).
Ernesto interpreto la cancelación del almuerzo como un desaire hacia su madre y se enojó con ella, lucia, tomó la respuesta de Ernesto como una evasión y se sintió muy triste.
La situación real era al siguiente:
Lucia quería ir al almuerzo con su suegra, pero las citas se retrasaron y no le dieron tiempo de llamar, Para Ernesto su esposa e hijos son importantes e iba a llamar después de salir de la oficina de su jefe, solo que en ese momento estaba siendo presionado por el informe y la llamada entro justo antes de entrar a la oficina del jefe.
Los malentendidos constantes y la frustración mutua desgastan los cimientos de una relación, se intensifican a un punto tal que la pareja no ve retorno, no ve solución.
Pero si por el contrario trabajan juntos y se proponen con paciencia y perseverancia clarificar el pensamiento y la comunicación, haciendo las preguntas correctas y directas en el momento y tono adecuado, podrán darse cuenta de las verdaderas intenciones de bienestar mutuo y colaboración, evitando que surjan de nuevo malentendidos.
VivirsanaMente tus relaciones.
Yackeline Muñoz L.